The Miseducation of Cameron Post (2018): La deseducación de los incorregibles

Que nada nos limite. Que nada nos defina. Que nada nos sujete. Que la libertad sea nuestra propia sustanciaSimone de Beauvoir.

La directora norteamericana de origen iraní Desiree Akhava, construye una obra delicada, honesta y sencilla volviendo sobre sus preferencias sexuales, políticas y cinematográficas. La película se acerca esta vez a la mirada juvenil de una chica –interpretada de forma natural  y sensible por Chloë Grace Moretz– que ve como su vida y gustos sexuales se ven opacados, discriminados y atropellados por una sociedad enclaustrada y soporífera. La narrativa se centra en el modo en cómo se pretende adormilar la explosiva y perceptiva vida e identidad juvenil –que se percibe como el mal o el pecado– con el fin de proyectar hacia el futuro las convenciones sociales y religiosas más retrogradas.

Cameron se ve atraída por su mejor amiga con la que comienza una relación amorosa clandestina hasta cuando su familia más cercana –sus padres han muerto– se entera, y deciden enviarla a un centro de educación cristiana que pretende cambiar o direccionar jóvenes con preferencias u orientaciones sexuales que se entienden como anormales. La película –que se basa a su vez en un libro– pretende ser también un contradiscurso contra la imposición y represión educativa e ideológica de intereses ajenos a la libre construcción de la personalidad y la identidad. Opresión con la que se pretenden ocultar de forma severa el sí mismo y las pasiones naturales. Durante su enclaustramiento a Cameron la rodean otros chicos y chicas, algunos más involucrados que otros dentro del discurso correctivo y religioso, sin embargo al ir avanzando el film pareciera que a todos les afecta de un modo u otro este centro educativo –que opera bajo un solapado afecto y caridad– donde se pretende corregir y domesticar discursivamente a partir de la vigilancia, la educación, la negación de los deseos y el odio de sí. La misma protagonista pregunta en un momento: “¿Cómo el programar a la gente para que sé odie a sí misma no es un abuso emocional?”

Si bien la película gira dentro de un establecimiento religioso podríamos decir que la misma se podría pensar desde la historia de la sexualidad en occidente. Tanto en La historia de la sexualidad (2007) como en Los anormales (2000) el filósofo Michel Foucault, considera que la sexualidad en occidente y en el capitalismo se ha ido constituyendo (desde el S. XVII) a partir de una serie de prácticas discursivas que se dedicaron a ejercer poder y clasificar dentro lo que debería ser normal y lo que no, lo licito e ilícito. Lo que estaba en materia sexual por fuera de lo común era lo perverso o pervertido y por lo tanto podría afectar las lógicas de la producción o de la ganancia (familia e hijos: fuerza de trabajo). Esa sexualidad que no se aferraba a los límites de la norma o la natura empezó a ser reprimida con el fin de irla excluyendo. Procurando suprimir conductas sexuales inconvenientes se fueron fomento los límites biológicos y educativos como dispositivos de control, régimen y disciplina a través de la pedagogía y el concejo médico (principalmente en niños y jóvenes), a partir de lo cual la sexualidad debería verse más como un discurso que como una realidad, una emoción o un deseo natural.  En la película percibimos de manera constante como la sexualidad y los deseos que de ello brotan se pretenden hacer ver o ser racionalizados –desde los educadores a los jóvenes “desviados”– como una cadena de causas y efectos, más que como algo real o unos deseos que deberían ser sentidos y apropiados. Igualmente se les subraya lo indebido de sus conductas sexuales contra natura que van en contravía a la constitución de una familia normal.  

La película pretende ser un contradiscurso contra la imposición y represión educativa e ideológica de intereses ajenos a la libre construcción de la personalidad y la identidad.

En el film a Cameron –como a sus compañeros antes que ella– se les hace ver que su atracción sexual hacia el mismo sexo es el síntoma de un problema mayor, además que la homosexualidad no existe pues esta es parte del pecado en general. La sociedad tanto como este regimiento religioso procura conseguir docilidad y utilidad a partir de disciplinas del cuerpo y la regulación de la población, organizando o administrando la vida bajo el poder de la normalización. Lo que esta fuera de esto último (el pacto cívico y las leyes de la naturaleza) se clasifica y se constituye como “monstruos”: lo que está mal, por fuera de la domesticación y la seguridad ejercida por el poder. Su simple y prohibida existencia (en este caso la homosexualidad) constituye por lo tanto un peligro social y biológico. Los jóvenes en esta película se les podrían considerar como los “incorregibles” o anormales. Según Foucault son aquellas personas que la sociedad cree debería ser corregidos y sin embargo por más procedimientos e intervenciones, todo proceso de domesticación resulta en un fracaso. Alrededor de estos se construye paradójicamente un juego entre la incorregibilidad y la corregibilidad, pues la sociedad tiende a buscar intervenciones y sobreintervenciones con respecto a las técnicas de domesticación a fin de encontrar una nueva tecnológica de recuperación. Esta sería la base que soporta la creación de instituciones específicas (aparatos de corrección: la escuela, el ejército, el trabajo, el manicomio, la prisión, etc.) orientadas a el encauzamiento del cuerpo y al disciplinamiento de la familia moderna. El encierro –como se muestra en la película– termina por ser una técnica de exclusión para llevar al individuo a la necesidad de mejorar, conducir al arrepentimiento y retornar a los “buenos sentimientos”. Y sin embargo muchas de las veces estas instituciones de encauzamientos terminan por venirse abajo a causa de la incorregibilidad incorregible. 

Este film –como la muy reconocida serie The Handmaid’s Tale basada en el reconocido libro de la escritora y activista Margaret Atwood– ponen hoy el dedo en la llaga cuando vemos que muchas naciones están tomando un giro hacia la derecha bastante cuestionable, con caminos y prácticas de exclusión y represión que están atentando contra los derechos humanos, entre ellos los de la diversidad sexual, apoyados muchas de las veces en discursos e interpretaciones ultra conservadoras y religiosas.

El título que pude traducirse como la deseducación –que recuerda otros clásicos del cine como Mädchen in Uniform (1931), Zéro de conduite (1933), Les Quatre Cents Coups (1959) o Mustang (2015)– puede referiste al modo en el que Cameron decide abstraerse de la formación que se le pretende fomentar: normal, recta, creyente y rigurosa a fin de que llegue a formar una buena familia. La película termina por ser una alegoría a la libertad sexual y de pensamiento en un mundo donde, aun cuando pareciese que vivimos mas libres, vivimos cada vez mas encerrados y angustiados.


Referencias bibliográficas.

Foucault, Michel (2000). Los anormales. Cursos en el Collège de France (1974-1975). Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires.

__________________ (2007 [1977]). Historia de la sexualidad 1. La voluntad de saber (31a. edición). Siglo XXI, México.

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