Anna (2019), de Luc Besson – Crítica

Anna es un modelo fetichista y de incuestionables soportes eróticos. No obstante, la protagonista también es una patada en la entrepierna a ese mundo de hombres sin más ética que la venganza, ni más estética que la violencia.

A estas alturas de la película (nunca mejor dicho) no cabe duda de la capacidad para entretener y tensionar la pantalla de Luc Besson. Un ‘manitas’ en la acción que, a diferencia de otros, maneja la imagen como un artesano para dar un producto definitivamente personal al ‘gran consumidor’.

Sin florituras narrativas -sólo una vuelta de tuerca más al socorrido baile de ‘dobles’ que conlleva el mundo del espionaje-, este thriller resulta un ejercicio de estilismo bastante atractivo para el espectador.

Besson, que no se deja llevar por las manos de los manager actorales de la ‘Meca’ hollywoodiense, se acerca a un territorio ya explorado por él de una manera similar en Nikita, donde el trabajo sobre la actriz Anne Parillaud de entonces se refleja en el realizado ahora con la modelo Sasha Luss, a las que se les une la Lucy que encarna Scarlet Johannson para hacer de ‘saga’.

Un club de estilizadas y atractivas espías con más licencia para matar que el mismísimo James Bond, creado ya hace sesenta y seis años por la literaria mano de Ian Fleming, y que casi supone ya un género dentro del propio género donde el director parisino se muestra como amo y señor.

Peleas inverosímiles en múltiples planos que la música de Eric Serra acompaña con precisión y destreza, se suman a los sofisticados espacios donde los espías mueven todo tipo de cachivaches dignos de su profesión, y un triángulo amoroso que hace de Anna casi una mantis religiosa de no ser por el toque de dulzura de un final bastante predecible, son las herramientas de esa trama.

Besson se acerca a un territorio ya explorado por él de una manera similar en Nikita y Lucy.

En definitiva, Besson suma a su filmografía (El gran azul, Nikita, Léon, El quinto elemento, Arthur y los Minimoys, The Transporter, Lucy o Valerian y la ciudad de los mil planetas) su atracción por el cine espectáculo y por esta visión ‘salvaje’ de heroínas de un mundo que nos han contado que existe pero nadie ha visto (como no puede ser de otra forma) que es el espionaje.

Mujeres desposeídas de la debilidad y de gatillo preciso y fulgurante que hacen de su atractivo un arma letal. Todo ello, quizás, porque a Besson le gusta mostrar este álter ego de los ‘chicos guapos y sagaces’ que han atestado las carteleras durante años, reivindicando así ese papel arquetípico para la imagen femenina y dando una visión alternativa de las heroínas políticamente correctas que promueve el mercado estadounidense, con el que el director francés no parece estar muy ‘encontrado’.

Anna es, tal vez, un modelo fetichista y de incuestionables soportes eróticos: sí. No obstante, la protagonista -en manos de Besson- también es una patada en la entrepierna a ese mundo de hombres con una deriva sin más ética que la venganza ni más estética que la violencia, ya de por sí bastante estética tanto en el fondo como en la forma.


Sinopsis Bajo la hipnotizante belleza de Anna Poliatova se esconde un secreto que la lleva a poder desatar una imparable agilidad y fuerza, convirtiéndose así en una de las asesinas a sueldo más temidas por los gobiernos de todo el planeta.
País Francia
Dirección Luc Besson
Guion Luc Besson
Música Eric Serra
Fotografía Thierry Arbogast
Reparto Sasha Luss, Helen Mirren, Luke Evans, Cillian Murphy, Eric Godon, Eric Lampaert, Pauline Hoarau, Avant Strangel, Jan Oliver Schroeder, Rupert Wynne-James
Género Acción
Duración 119 min.
Título original Anna
Estreno 30/08/2019

Calificación6
6

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