Thalasso (2019): Nicloux, Houellebecq y Depardieu nos regalan un espacio de libertad

Thalasso es una oportunidad para ser libres observando a dos seres que lo son: Michel Houellebecq y Gérard Depardieu.

Cuando Thalasso alcanza su impecable desenlace, que no desvelaré aquí, sentimos que acabamos de ver una película esencialmente libre sobre dos creadores independientes, dos observadores de la decadencia de su alrededor que nunca se han mordido la lengua a la hora de calificar aquello que les exaspera.

Escribí hace poco en este medio acerca de Michel Houellebecq, de la importancia de alguien que ha profundizado en los análisis más complejos y descarnados sobre la especie a la que pertenece, imprescindible leer En presencia de Schopenhauer, y que ha llevado a sus personajes al límite, especialmente a ese individuo que protagoniza su última novela hasta la fecha, Serotonina. Cada una de sus obras supone una mirada a los temas que le preocupan como ser humano, estudiando aquello que transforma y orienta a los seres para saber desde qué punto partimos a la hora de alcanzar un escenario en el que se pueda hablar de libertad.

Por otra parte, Gérard Depardieu, a pesar de las polémicas que le han rodeado y los insultos que ha recibido, nunca ha dejado de participar en grandes películas, entre las que encontramos un buen puñado de obras maestras, como Novecento, El último metro, La mujer de al lado, Danton, Todas las mañanas del mundo, Hélas pour moi, Pura formalidad o Hamlet, en un breve papel.

Houellebecq estudia aquello que transforma y orienta a los seres para saber desde qué punto partimos a la hora de alcanzar un escenario en el que se pueda hablar de libertad.

Tampoco podemos dejar de citar estrenos más recientes: Nathalie X, Asuntos pendientes, Potiche, Welcome to New York o Saint Amour. Estas y muchas otras han convertido a Depardieu en un creador de personalidades, no en un mero intérprete de personajes, que ahora se representa a sí mismo en esta explosión melancólica, acompañado por el escritor pesimista contemporáneo por excelencia y a las órdenes de uno de los cineastas que mejor les conoce: Guillaume Nicloux.

Cualquiera que se haya acercado a los autores citados, Schopenhauer y Houellebecq, puede pensar que existe una contradicción al presentar su pensamiento como un espacio de libertad. Sin embargo, gracias a la lectura de sus obras alcanzamos esa consciencia que diariamente tratan de arrebatarnos aquellos que se enriquecen con nuestra ignorancia. Por eso, Thalasso supone un acontecimiento tan destacado. Estamos ante una oportunidad para ser libres observando a dos seres que lo son, comprometidos con un arte que ofrece luz en un mundo de opiniones dirigidas por ídolos triviales.

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Miguel Suárez

Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra, articulista en diversos medios y autor de ensayos sobre cine y filosofía. También ha escrito y dirigido cortometrajes y producido piezas de videocreación. Actualmente coordina el Festival Internacional de Cine Fantástico HOA y programa la muestra 'Cine del Este' que se desarrolla en Pamplona.

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