Un lujo de película hecha para agradar y disfrutar. Se puede pedir más pero no se necesita: véanla.
Edmond Rostand, el autor de Cyrano de Bergerac, en la magníficamente digitilizada Francia de 1897, es presentado al actor Constant Coquellin y éste le pide una obra que se convertirá en un Cyrano entre lo real y lo ficticio, el teatro y el cine. Un deleite de placer, buscarle las vueltas al Cyrano de Bergerac para contar cómo se cuenta y escribe una historia, una película que hace lo más difícil: entretener, interesar, seducir y embaucar al espectador en el viaje que supone estar en blanco y tener que escribir una obra para un actor de reconocido prestigio, en un brevísimo plazo, con los condicionantes de que sea comedia aunque halla tristeza de por medio, amor, finura, sigilo, verso y un sin fin de recursos espléndidamente dirigidos para cogerte y no soltarte hasta el final, como lo hace el Cyrano original.
Hilando la vida con los hechos de la obra, y la obra misma con la vida del autor, los actores y la dama a seducir, Alexis Michalik, guionista y director, hila también lo teatral con lo cinematográfico de un modo tan perfecto como para permitirse rondar y rodear tantas veces como requiere la historia, obteniendo con ello un cóctel delicado y sugestivo, tanto como la obra original.
Una película que hace lo más difícil: entretener, interesar, seducir y embaucar al espectador.
Un selecto grupo de actores, entregados a sus roles de mil amores, hacen bien, hasta lo que han de hace mal: convencen, disfrutan y nos contagian la atracción que se siente por ese hombre a una nariz pegado, como diría Góngora y Argote, ese Cyrano que rima el deseo con el arte de engatusar, atrayendo a la amada y a cuantos haga falta.
Alexis Michalik tampoco abusa del verso, ni del mismo Cyrano, porque es la vida del autor, su mujer, su amigo y la pretendida por éste último, lo que gira, se enreda y da rienda suelta a una imaginación, urgente y desbordada, procaz y puntillosa, y todo lo revuelve y remueve a su favor y lo hace hasta tal punto que entra en su propia red y se enreda en ella hasta las cejas. Ese mismo camino nos lleva y nos trae a todos por sus mismos derroteros, sin aliento en ocasiones, frenando a la desesperada y constantemente metidos en la piel de Edmundo.
Un lujo de película hecha para agradar y disfrutar; se puede pedir más pero no se necesita: véanla.
Sinopsis Edmond Rostand es un dramaturgo prometedor. Pero todo lo que ha escrito ha sido un fracaso y ahora sufre una parálisis creativa total. Gracias a su admiradora, la gran actriz Sarah Bernhardt, conoce al mejor actor del momento, Constant Coquelin, que insiste en interpretar su próxima obra. El gran problema para Edmond es que todavía no la tiene escrita. Solo tiene el título: “Cyrano de Bergerac”.
País Francia
Dirección Alexis Michalik
Guion Alexis Michalik
Música Romain Trouillet
Fotografía Giovanni Fiore Coltellacci
Reparto Thomas Solivéres, Dominique Pinon, Olivier Gourmet, Guillaume Bouchède, Alexis Michalik, Simon Abkarian, Blandine Bellavoir, Mathilde Seigner, Antoine Duléry, Clémentine Célarié
Género Comedia
Duración 112 min.
Título original Edmond
Estreno 27/03/2020