El documental se aproxima a la figura de Welles como nunca nadie lo había intentado antes, para mostrar que su arte sigue vigente más de treinta años después de su fallecimiento.

Como les dijimos ayer, nos las pintábamos de rosa ya que íbamos a visionar la proyección La mirada de Orson Welles (The Eyes of Orson Welles, 2018), un documental perteneciente a la Sección Oficial realizado por Mark Cousins, uno de los más prestigiosos divulgadores cinematográficos de los últimos años gracias a obras como la serie documental The Story of a Film. Una Odisea (2011) y el libro Historia del cine. Cousins también ha destacado en el ámbito del cortometraje con trabajos como First Impressions (2008) o Your Eyes Flash Slemnly with Hate (2015).

El actual reportaje se basa en el acceso exclusivo a cientos de dibujos y pinturas del propio Orson Welles, lo que permite una particular inmersión en el universo del legendario director de Ciudadano Kane (1941). Una producción que se aproxima a la figura de Welles como nunca nadie lo había intentado antes, para mostrar que su arte sigue vigente más de treinta años después de su fallecimiento. A pesar de la mirada y la perspectiva, el documental tiene un fallo: su larguísimo metraje de 120 minutos. Es una verdadera lástima.

Hoy las sesiones cinematográficas son continuas hasta altas horas de la madrugada.

A las 12:15, en la misma sala 4, hemos asistido al visionado de El emperador de París (2018) del realizador francés Jean-François Richet, que alcanzó la fama internacional en 2005 con el remake del film de John Carpenter Asalto al distrito 13. La cinta que nos ocupa está perfectamente interpretada por Vincent Cassel (Jason Bourne, 2016), Patrick Chesnais (Mis días felices, 2013), August Diehl (El joven Karl Marx, 2017), Olga Kurylenko (La muerte de Stalin, 2017) y, entre otros, Denis Lavant (Un pueblo y su rey, 2018).

El guion, escrito por Eric Besnard y el mismo Jean-François Richet, nos traslada al reinado de Napoleón. François Vidocq está considerado una leyenda en los bajos fondos parisinos: es el único hombre que ha conseguido escapar con vida de las colonias penales más aterradoras del país. Dado por muerto después de su última y espectacular fuga, el antiguo reo trata de no llamar la atención. Pero su pasado acaba por alcanzarlo, y después de ser acusado injustamente de asesinato, Vidocq hace un trato con el jefe de policía. Vidocq ayudará a combatir al hampa a cambio de su libertad. A pesar de obtener excelentes resultados, provoca la hostilidad de los otros agentes de policía y la ira dos criminales, que ponen precio a su cabeza.

El resultado es una cinta muy bien ambientada, con un extraordinario vestuario y peluquería, un guion solido pero (siempre hay un pero que lo estropea todo) un metraje excesivamente largo, les estamos hablando de 120 minutos. El público ha aguantado estoicamente pero, parte de la prensa ha abandonado la sala. Y no es para menos. Nuestros lectores más cinéfilos ya habrán trazado un puente imaginario entre El emperador de París y el film Vidocq (2001) que protagonizó Gérard Depardieu. No es ningún remake (aunque traten sobre el mismo personaje), es más, Jean-François Richert se ha apartado convenientemente de todo parecido con el primer film.

La Sección Oficial se ha terminado por hoy (al ser sábado ha sido más liviano) pero las proyecciones han continuado en todas las salas del Verdi. La Sección de Zona Oberta iba viento en popa con Staff Only (Neus Ballús, 2019) y La filla d´algú (2019). A media tarde se repetían para el público los pases de El bailarín, Nacido Rey, Viento de libertad y El secreto de las abejas. Y es que a las 21:30 habrá la alfombra roja en la que pasearán Jeremy Irons y todo su equipo. Evidentemente, la prensa escrita no ha podido ser acreditada, únicamente la prensa gráfica y público en general. Hoy las sesiones cinematográficas son continuas hasta altas horas de la madrugada.